Cada cual atiende su juego
La conmemoración del 25 de mayo en la Catedral fue el ámbito para que el arzobispo de Buenos Aires y el Presidente dieran sus mensajes, cada uno a su público. Una prueba de que ambos entienden la lógica del poder.
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28-05-2025
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Tedeum. Cada uno lleva agua para su propio molino. Mons. García Cuerva, desde el púlpito, habló de solidaridad con los más necesitados y de tolerancia con los que piensan distinto. Es lo que se espera del arzobispo de Buenos Aires: que anime a dejar de lado el odio y a querernos como hermanos. Javier Milei, por su parte, hace lo que un político debe hacer: acumular poder. Para eso identifica enemigos (o los inventa, si es necesario), y los ataca. A Jorge Macri le niega el saludo; a Victoria Villarruel la ignora. Y después tuitea: “Roma no paga traidores”. Así mantiene entusiasmados a sus seguidores y confirma los prejuicios de sus críticos. Y le saca rédito político al Tedeum.
Los dos arriesgan: ganan, pero también algo pierden. García Cuerva, con su mensaje, contenta al sector progresista de la Iglesia Católica a la vez que incomoda, quizá, a la feligresía liberal-conservadora que, atrincherada de un lado de la grieta, le tiene más miedo a un potencial regreso del kirchnerismo que a las mismísimas llamas del infierno. Milei, por su parte, con su desplante al Jefe de Gobierno de la Ciudad y a la Vicepresidente, halaga a sus fans más leales y arriesga el apoyo de los moderados que esperan de él algún gesto de urbanidad básica, aunque más no fuera por razones institucionales. Los dos juegan al fleje.
El Tedeum —que es una ceremonia de agradecimiento a Dios— es, desde siempre, también un hecho político. El contrapunto entre García Cuerva y Milei admite algunas categorías comunicacionales de análisis:
Diferentes roles. Uno cumple el papel de profeta, el otro de rey. Y se incomodan entre sí. El arzobispo, desde la cátedra, señala lo que está bien y lo que está mal: propone un ideal. El Presidente, por su parte, lidia con la realidad y tiene que tomar decisiones difíciles por las que a veces unos ganan y otros pierden. Uno enciende una luz para mirar el sendero, el otro lo camina, sorteando como puede obstáculos.
Diferentes recursos. La diferencia de roles implica desigualdad de recursos: durante el Tedeum en la catedral, el arzobispo juega de local. Habla sin que nadie lo interrumpa. Con la excepción de Alfonsín, que una vez se subió al púlpito a contestar, los presidentes escuchan en silencio, como un feligrés más. Sólo les queda el recurso de los gestos: a quién saludan, a quién sonríen, a quién miran. Y, sobre todo, a quién no.
Maquiavelo, con su habitual realismo, decía que la primera obligación del político es conservar y acrecentar su poder. Ambos, el arzobispo y el Presidente, sin dudas lo tienen claro. Cada uno a su manera, los dos trabajan para las “fuerzas del cielo”.
Ilustración: gentileza GM+AI
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Tres preguntas a Manuel Cruz Ortiz de Landázuri. Es un académico español, profesor de Historia de la Filosofía Antigua, Ética y Filosofía de la Naturaleza en la Universidad de Navarra. Ha dirigido su atención al problema del deseo y el placer, así como a la racionalidad del poder en las sociedades contemporáneas.
—¿Qué es la “civilización del deseo” de la que hablás en tu último libro?
—Sucedió lo improbable. El ser humano, condenado a luchar por la supervivencia en un mundo hostil, tuvo que hacer frente a los problemas de la vida, y para ello desarrolló la cultura, la civilización. Durante siglos hemos vivido en un entorno precario, lleno de peligros. Guerras, hambre, enfermedades, trabajo. Y llegaron las revoluciones industriales, y después la revolución tecnológica. Lo improbable ‒crear el paraíso en la tierra‒ de pronto llega a nuestras calles. Podemos satisfacer nuestras necesidades básicas sin problemas y, más aún, llenarnos de nuevas experiencias inimaginables hasta ahora. El monarca más poderoso del siglo XVIII vivía de una forma más miserable que cualquier individuo de la clase media occidental del siglo XXI. Hemos construido la civilización del deseo. Medios de entretenimiento, salones de gimnasia, restaurantes exóticos, series de televisión, alimentos sofisticados, vacaciones en la playa y experiencias de alto riesgo. Una vorágine de estímulos despierta una sed de novedad y placeres continuos. Toda una estructura de mercado y capital pivota sobre el cultivo del deseo y su satisfacción.
—¿Cómo es la relación entre el marketing y el deseo?
—Desde que los medios de producción lo han permitido, el cultivo del deseo se ha planteado de una manera estratégica, pragmática, mediante un engranaje perfecto de publicidad, creación de necesidades y diseño de productos de consumo. Ahora bien, ¿hasta qué punto la estrategia ha sido la adecuada? Imaginaba Ernst Dichter, el célebre publicista que aplicó el psicoanálisis a las campañas publicitarias, que, si podíamos conocer los resortes del deseo, podríamos satisfacer nuestras necesidades vitales y construir un cielo en la tierra. Lo dice así: “La vida es estrategia, crecimiento. La fuerza vital que hace que todo se mueva y avance es la suma total de todos los deseos humanos. El hecho de que la propia palabra “deseo” se haya teñido de inmoralidad es una de las enfermedades que la humanidad aún no ha erradicado. En lugar de prohibir el deseo, lo que sería prohibir la vida misma, es necesario establecer un objetivo de crecimiento, de seguridad dinámica y de descontento constructivo; y luego aprender y utilizar las técnicas implícitas en la estrategia del deseo”.
—Pero la sociedad necesita que hagamos algunos sacrificios, no sólo que vivamos pendientes del deseo…
—Para Dichter, el error de Occidente habría sido el puritanismo, que habría elaborado una civilización basada en la eliminación del deseo. Esto solo habría llevado a un bienestar mínimo y un rendimiento económico escaso. Ahora bien, piensa Dichter, si logramos conocer los resortes inconscientes del deseo y estimular a las personas para que consuman los productos que realmente desean, entonces viviremos en una civilización de satisfacción material, crearemos un paraíso terrenal. Dichter se hizo famoso por sus campañas de marketing basadas en la exploración grupal de los deseos inconscientes. Amparado en la teoría freudiana, no sólo hizo dinero, sino que cambió el modo de hacer publicidad, y desde entonces vemos desfilar ante nuestros ojos una inmensa cantidad de productos diseñados para cultivar el deseo. Sin embargo, en esa satisfacción de impulsos se encuentra con la resistencia que le impone la sociedad para lograr la supervivencia, lo que podríamos llamar “principio de realidad”. Este tema lo estudió la Escuela de Frankfurt, particularmente Marcuse. Hay mucho por profundizar todavía en esa idea.
Las tres preguntas a Manuel Cruz Ortiz de Landázuri se tomaron de un fragmento del libro La civilización del deseo, recientemente publicado por Siglo Veintiuno Editores. Para acceder a mayores detalles sobre el texto original podés hacer click acá.
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Deepfake. Se dijo mucho sobre el video falso, viralizado por las huestes digitales de LLA, en el que un Macri reflexivo y magnánimo, decía que por razones técnicas ya no se podía bajar a Silvia Lospennato de su candidatura a legisladora de CABA, pero que se daba cuenta que lo mejor era votar por Manuel Adorni, el único capaz de acabar con el kirchnerismo. Este artículo de Tomás Guarna hace un análisis desapasionado del caso, desde la óptica de la comunicación política, distinguiendo la estrategia de la persuasión (el estilo del PRO) y de la de la provocación (el camino que sigue LLA). La encrucijada queda planteada: qué hacer ante el bait, el picanteo. ¿Quejarse, poniendo en evidencia la propia vetustez, o dejarlo pasar y que la confusión cunda? Habría un tercer camino posible: redoblar la apuesta con las mismas armas, pero hay que animarse.
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Academia. El de comunicación estratégica es un concepto cada vez más consolidado. Este artículo estudia su origen y evolución con el objetivo de potenciar su uso en las organizaciones del sector público y privado. Según su autor, Enrique Silvela Díaz-Criado, “comenzó como una expresión coloquial, luego se transformó en una idea atractiva y ahora requiere una consolidación conceptual” considerando sus aplicaciones y los actores que más lo utilizan: los países de la OTAN.
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Oportunidades laborales
Betsson inició la búsqueda para la posición de PR Manager.
Se activó la búsqueda para la posición de Jefe de Comunicación Institucional para la Universidad Nacional Arturo Jauretche.
¡Hasta el próximo miércoles!
Juan.
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