Tendencias en comunicaciones para 2025
Los avances tecnológicos y la necesidad de asegurar la sustentabilidad del planeta parecen ser los vectores más importantes de la comunicación para el año que está a punto de empezar. Un mundo de oportunidades para los profesionales que asesoran a las organizaciones en su modo de entenderse con sus públicos.
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El futuro. Un clásico: los últimos días de diciembre, levantar la cabeza para vislumbrar el futuro e intentar adivinar qué va a pasar en el año que está por empezar. “Tendencias” les llamamos, por no decir conjeturas, vaticinios, adivinaciones, agüeros, profecías o augurios. Nadie sabe. Lo que conocemos (y no del todo) es el pasado, y nos aventuramos a imaginar lo que viene porque está en la naturaleza humana proyectar, vivir lanzados hacia adelante, tratando de anticipar si el próximo invierno será más frío que lo habitual, y por eso necesitamos acumular más leña. Así somos: es ancestral.
El mundo de las PR no es ajeno a este ritual. Cualquier blog que se precie —Comms no es una excepción— aventura sus propios pronósticos sobre el mundo que se asoma. Hoy les toca a las comunicaciones; más adelante será el turno de la geopolítica y los asuntos públicos o cualquier otro rubro que se relacione con este vasto mundo. Spoiler: no importa tanto lo que venga sino qué hacemos con eso. Si nos atrincheramos en la resistencia, si intentamos entender más o menos de qué se trata, si surfeamos la ola con decisión, o si forjamos nuestro propio destino aprovechando con creatividad lo que el año traiga consigo.
Si existiera una bola de cristal dedicada a las comunicaciones quizá mostraría algo así:
Más Inteligencia Artificial. Los chatbots y asistentes virtuales probablemente se volverán aun más sofisticados, permitiendo interacciones más naturales y personalizadas. La IA también mejorará la eficiencia en la gestión de redes y la seguridad cibernética. Y la calidad de los textos y las imágenes generadas por algoritmos pasarán al siguiente nivel. Tendremos que entender mejor qué hacer con todo eso.
Comunicaciones inalámbricas de sexta generación (6G). Aunque el 5G sigue desplegándose globalmente, los investigadores ya están explorando las posibilidades del 6G. Se espera que ofrezca velocidades aun mayores que las actuales, esperas prácticamente nulas y una mayor conectividad de la Internet de las Cosas (IoT), ese gran mundo de interactividad entre objetos físicos y softwares que permiten operarlos de manera remota.
Realidad extendida (XR). La realidad extendida, esa gran nube que abarca la realidad virtual (RV), la realidad aumentada (RA) y la realidad mixta (RM), probablemente revolucione el modo en que experimentamos las comunicaciones. La XR está en condiciones de generar interacciones más inmersivas y realistas, con un impacto extraordinario en la educación, el entretenimiento y las posibilidades de colaboración remota. Todo por hacerse.
Seguridad cibernética avanzada. A medida que aumenta nuestra dependencia de la tecnología, crece también la importancia de la seguridad cibernética. En 2025 deberíamos ver avances importantes en tecnologías de cifrado, autenticación biométrica y sistemas de bloqueo de hackers. Israel, que desde hace años lidera este sector, probablemente pueda mostrar nuevos avances generados a partir de las amenazas bélicas que padece.
omunicaciones sostenibles. Crece la preocupación por el impacto ambiental que genera la tecnología: sería raro que en 2025 las empresas y los individuos no buscarán más proactivamente maneras de reducir su huella de carbono mediante el uso de energías renovables, reduciendo el consumo de recursos y adoptando prácticas de comunicación más sostenibles. Una gran oportunidad para liderar.
“No hay nada nuevo bajo el sol”, dice el Eclesiastés. Nada del todo nuevo quiere decir. Hay evolución de lo que había, por eso de algún modo podemos vislumbrarlo. Veamos en un año cuánto acertamos, aunque ya no va a importar: vamos a estar pensando en 2026.
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Tres preguntas a Fernando Pedrosa. Es un historiador y politólogo argentino, Profesor Titular de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de posgrado en la Universidad del Salvador. Es Investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la UBA.
—¿Cómo ves el orden mundial y el rol del eje China-Rusia-Irán? —Lo que algunos denominan el “eje de la resistencia”, compuesto por China, Rusia e Irán, no considero que este bloque deba representar de manera natural y obvia un obstáculo unificado para el mundo occidental. La alianza entre estos tres países se explica, en mi visión, por los errores estratégicos de las políticas estadounidenses, particularmente en los últimos cuatro años bajo la administración de Joe Biden. La redefinición del poder que está teniendo lugar hoy en Medio Oriente ha sido obra y mérito de Israel, en contra de la presión europea y estadounidense, que en todo momento intentaron evitarlo o morigerarlo. Ya sea por cuestiones ideológicas, temores a un desequilibrio geopolítico, la influencia que podía tener en las elecciones o cualquier otro motivo. Si hay alguien a quien atribuirle las medallas de este reacomodamiento –pues también está pagando los costos–, es a Israel.
—¿Y Occidente?
—Un elemento clave es que el mayor problema no radica en una confrontación entre grandes bloques, sino en una especie de “guerra civil intra-occidental”, si se me permite la expresión dramática. Esto se evidencia en el enfrentamiento entre distintos proyectos de organización social, sus vínculos con el Estado y los valores que deberían regir esa relación. Además, esta disputa ha incluido, de manera central, a actores tan radicales que parecen más cercanos al eje de la resistencia que al mundo capitalista. Hay quien atribuye parte del éxito del Eje de la Resistencia a su capacidad para explotar las fracturas de un sistema internacional profundamente afectado por las tensiones geopolíticas. Esto puede ser cierto, pero lo que ha aprovechado, sobre todo, es la disputa interna en el mundo occidental y sus desacuerdos radicales sobre el futuro global.
—¿Hay algún paralelismo entre esta situación y la de la Guerra Fría?
—Durante la Guerra Fría, el mundo occidental —particularmente las élites estadounidenses—, nunca dudó de su enfrentamiento con el comunismo ni de su identidad capitalista liberal. En Europa, la situación era algo distinta: la socialdemocracia, los desarrollos posmateriales y los vínculos históricos con Europa del Este generaban una relación más ambigua con el mundo soviético, aunque, en última instancia, se alinearan con Occidente. La novedad en esta ocasión es que un sector significativo de las élites estadounidenses y europeas amplifican y reproducen una visión anti-occidental, ilustrada en la idea de lo woke. Mientras este enfrentamiento interno no se resuelva, no será posible reconstruir nada que remita a lo que alguna vez se denominó “mundo occidental”.
Las tres preguntas a Fernando Pedrosa se tomaron del artículo titulado “El fin de la historia (II)”, publicado originalmente en Seúl. Para acceder a su versión original, podés hacer click acá.
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Tendencias. Un grupo de intelectuales, miembros del consejo editorial de la revista Ethic, propone una serie de reflexiones para interpretar lo que se viene en 2025. El ya innegable protagonismo de la IA, los problemas relacionados con la accesibilidad de la vivienda, el papel de la veracidad en los medios de comunicación, el cambio climático, el rol de la inmigración en Europa, los cuestionamientos al espíritu de la Ilustración en la democracia liberal, la necesidad de cultivar las humanidades mientras avanzan las nuevas tecnologías, la importancia de entender el terrorismo, la interdependencia económica de los países… y más. Vaticinios para todos los gustos.
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Academia. El famoso politólogo y filósofo italiano Norberto Bobbio publicó en 1985 ese clásico que se llamó Liberalismo y Democracia. En sus páginas, con notables dotes pedagógicas, el autor hace un recuento histórico-filosófico-político de los problemas derivados de la correlación entre el liberalismo y la democracia. Bobbio considera que esta última es consecuencia directa del Estado liberal y que el Estado es el resultado de la fórmula de igualdad expresada en la soberanía popular. Un texto para revisitar con frecuencia.
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Oportunidades laborales
Boehringer Ingelheim abrió su búsqueda para la posición de Public & Government Affairs Manager Region South America.
Meta mantiene la búsqueda de Public Policy Manager, Spanish Speaking South America.
¡Hasta el próximo miércoles!
Juan.
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