De corporativos a consultores

Las empresas suelen despedir con honores a sus ejecutivos muchos años antes de que se termine su vida útil como profesionales. Una oportunidad para los profesionales de la comunicación y los asuntos públicos que pueden reconvertirse e iniciar una etapa laboral y personal con grandes satisfacciones.

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16-07-2025

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Tiempo de cambios. Nada es para siempre. Menos que menos los trabajos en el mundo corporativo. El día que empezamos en una nueva posición en una compañía empieza la cuenta regresiva: serán dos años, tres, cinco. Lo que sea. Cada día que pasa nos acercamos a esa mañana en la que anunciamos que agradecemos todo el tiempo compartido, celebramos los logros, nos congratulamos por la gente maravillosa con la que compartimos afanes y decimos adiós para seguir nuestra carrera en otro destino. Esa es la verdad.

Pasaron los tiempos en los que alguien iniciaba su vida profesional en una empresa y, cuarenta años más tarde, se retiraba vistiendo la misma camiseta. “El tiempo pasa y nos vamos poniendo caros”, diría Pablo Milanés si le pidieran que reescribiera su famosa canción, esta vez dedicada a los C-Level. Además de volvernos caros, sucede que vienen otros atrás que tienen que crecer, o asumió un nuevo CEO que quiso renovar su equipo… Además —todo hay que decirlo— demasiados años en una misma empresa, alimentan las sospechas de pasividad y statuquísmo: el que no cambia, muere.

Así las cosas, asumiendo que antes o después habrá que reconvertirse a la consultoría, la vida académica o el cultivo de una granja en San Pedro, como César y Mónica, hay una serie de aspectos que conviene tener en el radar para transitar con éxito este nuevo capítulo, sobre todo si lo que queremos es ser consultores:

Definí tu propuesta de valor. ¿Qué te hace diferente? ¿Qué problema podés resolver mejor que otros? ¿Te destacás porque manejaste las peores crisis? ¿Nadie pasó con éxito por tantos M&As? ¿Sos el rey / la reina de la sustentabilidad? Y la pregunta del millón: ¿los demás lo saben o al menos lo intuyen? Mejor no intentar ser multi-consultor: enfocate en lo que sabés hacer excepcionalmente bien y construí una narrativa robusta sobre el tema. Good luck.

Fortalecé y ampliá tu red de contactos. Hay eventos del mundo de las PR que suman. Y otros de otros sectores donde quizá estén tus clientes del futuro. No basta con ir, comerse un canapé y tomarse una copa de vino: hay más chances de cosecha si antes cruzás mensajes con otros que van, si quedás en encontrarte, si adelantás un tema del que querés hablar, si llevás desarrollada una idea, una mirada, un enfoque. No subestimes el poder del boca a boca: tus primeros clientes probablemente vengan de tu círculo más cercano. La consultoría se basa en la confianza, y las relaciones son claves para eso.

Desarrollá habilidades de negocios. El consultor, en general, pasa más tiempo del que quisiera dedicado a tareas que no tienen nada que ver con la comunicación, el marketing o los asuntos públicos: dedica horas a facturar e intentar cobrar, a calcular gastos y a controlar la contabilidad, a buscar oportunidades de ser más eficientes, a contratar y gestionar el talento, a buscar aliados estratégicos, a darles visibilidad a los servicios que presta. Si todo esto te es ajeno, hay postgrados decentes que podrían ayudarte. Bienvenido al mundo de los negocios.

Construí tu marca personal. Los directores de asuntos públicos o comunicaciones llevan el apellido de las empresas para las que trabajan. Así se les abren miles de puertas. Hay que prepararse para, un día, quedarse viudos y salir al mundo sin ese respaldo, sólo con el propio nombre. Preguntate: ¿cómo querés ser percibido en el mercado? Con esa respuesta en la mano, ocupate de tu perfil de LinkedIn, compartí contenido relevante, publicá artículos en los medios, participá en paneles o webinars: demostrá tu expertise. La irrelevancia es una mala opción.

Prepará tus finanzas y, sobre todo, tu mentalidad. El flujo de ingresos de un consultor puede ser irregular al principio: ayuda contar con un colchón financiero que te permita operar sin excesivas presiones durante los primeros meses. Además, ejercitá el músculo de la autonomía y la autodisciplina: se vienen días de logros y otros de incertidumbre. Es tiempo de ser resilientes, proactivos y estar abiertos al aprendizaje continuo. Adiós al “chip” de empleado: ahora sólo funciona el de dueño.

No se trata sólo de un cambio de rol. En alguna medida, en el paso de la vida corporativa a la consultoría hay una transformación de la propia identidad. Nada mejor que hacer esa transición con sentido estratégico: se vienen los que podrían ser los mejores años de tu vida. Si se saben gestionar.


Ilustración: gentileza GM+AI

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Tres preguntas a Patricia Fernández Martín. Es una psicóloga clínica española. Ejerce la psicología en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid y colabora regularmente en varios medios de comunicación de su país. Es la editora de la página Espacio InquietaMENTE, dedicado a humanidades y ciencias sociales.

—¿Es cierto que crece la cantidad de personas que usan la IA para hacer consultas personales de tipo psicológico?
—Así es. Venimos de una generación en la que la existencia misma de algo parecido al ChatGPT parecía increíble y artificial. Pero ya está aquí. Hoy, personas de cuarenta años le envían a la aplicación sus conversaciones con familiares para pedir consejo sobre cómo responder. También le consultan cuando se sienten tristes o buscan consuelo ante la muerte de su mascota. Alegan que las respuestas se parecen a las de un psicólogo y, además, resulta más barato. No es un capítulo de Black Mirror. Es real. Algunos empezaron preguntando sobre temas concretos, como dudas sobre trabajo o viajes, y poco a poco pasaron a cuestiones personales. Al principio, sentían curiosidad por saber cómo respondería la IA y, como las respuestas les convencían, comenzaron a consultarla más y más.

—¿Por qué la gente acude a la IA con estos fines? ¿Qué ventajas tiene?
—Quienes la utilizan con fines personales suelen justificarlo por su accesibilidad. Está disponible justo en el momento en que aparece la angustia. Es inmediata. Buscan una interpretación de sus pensamientos, emociones y conductas con la esperanza de que ChatGPT no les diga que están equivocados. Lo que encuentran es alivio. Incluso comentan que, una vez le “agarraron la mano”, son capaces de modular la conversación para que ChatGPT vea su problema desde su punto de vista concreto. A veces, también lo usan porque sospechan que la otra persona con la que tienen el conflicto también lo estaría utilizando. Lo cierto es que es normal buscar palabras de aliento en la vida. Cada uno lo hace como puede: libros, amigos, familia… Todas son fuentes válidas, lo que pasa es que no siempre están disponibles hoy en día. Faltan espacios con humanos reales en los que desahogarse: si uno tiene una duda sobre cómo resolver un conflicto familiar, y no agendó verse con nadie por falta de tiempo o porque todo el mundo está ocupado, recurre al celular.

—¿Cómo se relaciona esto con el miedo a tener vínculos profundos?
—En un mundo hiperconectado y con menos instancias de interacción con amistades de calidad, hay menos vínculos profundos. Además, cada vez cuesta más exponerse emocionalmente ante otro. Es cierto que hay muchos que no tienen a una persona de confianza, pero otras, aun teniéndolas, prefieren preguntar a ChatGPT antes que a su padre, tía o amigo porque temen que estos le digan lo que no quieren oír. En la sociedad actual, la confrontación se evita. También hay miedos a vincularse de verdad, a mostrarse vulnerable o a depender emocionalmente de alguien. Por eso, se recurre a una aplicación que parece más racional y objetiva, que analiza el problema con distancia, saca buenas conclusiones, transmite tranquilidad y ofrece compañía. Quienes la usan valoran que les entiende, no les interrumpe ni les juzga. En momentos de necesidad, les resulta útil. Claro que no todas las personas que lo usan ocasionalmente desarrollan una dependencia. Pero hay perfiles más vulnerables que, si mantienen un uso prolongado, pueden llegar a experimentar pérdida de control.

Las tres preguntas a Patricia Fernández Martín se tomaron del artículo “Mi psicólogo ChatGTP” publicado originalmente en Ethic. Para acceder a la nota completa podés hacer click acá.

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Marcas con alma. Los consumidores a veces nos relacionamos con las marcas con un amor que debería reservarse para las personas o las mascotas. Este artículo de Silvina Seiguer ahonda en este vínculo especial que las marcas procuran generar, sabiendo que, a pesar de los avances de la tecnología, lo más genuinamente humano parecen seguir siendo los sentimientos: “La capacidad de conmover, de dejar una huella en el corazón de alguien. Porque por más tecnología que tengamos, una marca no deja una marca si no genera un sentimiento”. Gran texto.

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Academia. Las marcas con propósito se van instalando pero hay todavía poca investigación académica sobre su performance real. Este artículo publicado en el Journal of Brand Management describe cómo funcionan en la práctica las marcas con propósito y propone nuevas categorías teóricas que deberían considerarse para estudiarlas a fondo: el empoderamiento del consumidor y la transformación de sus hábitos. Nuevas realidades, nuevas categorías de estudio.

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Oportunidades laborales

Takeda inició la búsqueda de Ethics & Compliance Head.

IQVIA abrió su búsqueda de Associate Director, Regulatory Affairs.


¡Hasta el próximo miércoles!

Juan.


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El contenido de Comms no necesariamente representa la posición institucional del Círculo DirComs. El Círculo de Directivos de Comunicación (DirComs) es una asociación civil que busca promover el intercambio de conocimiento y experiencias entre los máximos responsables de comunicación corporativa, relaciones institucionales, asuntos públicos y gubernamentales de las principales empresas del país.