Felicidad
Se acaba de publicar el 2025 World Happiness Report, una encuesta en 147 países que pone en evidencia que los valores de la confianza y el cuidado de los que más lo necesitan son el mayor insumo para una vida feliz en cualquier parte del mundo. Un insumo interesante para la narrativa de cualquier organización.
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Happy life. “La felicidad depende de nosotros mismos”, pensaba Aristóteles. Y Marilyn Monroe coincidía: alguna vez, en una conferencia de prensa, muy segura de sí misma, contestó a un periodista interesado en su vida amorosa que “la felicidad está dentro de uno, no al lado de alguien”. Por lo que se ve, la receta no es tan difícil. Lo que cuesta es llevarla a la práctica sin atajos ni distracciones. Por eso estamos como estamos.
Visual Capitalist acaba de publicar, como todos los años, su World Happiness Report, una encuesta global sobre la felicidad que, además del dato inútil de cuáles son las sociedades que se sienten más satisfechas, da algunas pautas interesantes sobre qué elementos aportan más felicidad al ser humano, sin importar dónde vivan. Sus hallazgos, si se usan con inteligencia, pueden ser un insumo invalorable para la política y la vida corporativa de las empresas y otras organizaciones.
Acá, algunos key findings de interés:
Ranking. Para el cholulaje, el podio: Finlandia, Dinamarca e Islandia tienen las comunidades más felices. Confirmado: el clima o la falta de luz son menos importantes de lo que parece. En el otro extremo, Afganistán, Sierra Leona y el Líbano figuran entre las más tristes en un listado de 147. La Argentina no está tan mal en el puesto 42. Un poco peor que Brasil y un poco mejor que Chile.
La clave. ¿Qué nos hace felices? La respuesta es sólida y consistente en todo el mundo: cuidar, sentirse cuidados y compartir. No parecen mover la aguja significativamente el ingreso per cápita, el nivel de educación, el acceso al consumo ni ser hincha del equipo campeón. Son más felices las personas que viven en comunidad, con familias grandes, dando y recibiendo cariño. Todo lo demás es cuento.
Expectativas. Somos más buenos de lo que creemos: el estudio compara las expectativas que, en promedio, tiene la gente de que una persona devuelva una billetera que encuentra en la calle contra las devoluciones reales de billeteras. En todo el mundo (también en Afganistán o Sierra Leona), se devuelven mucho más de lo que se esperaba. Y un dato más: los índices de felicidad crecen significativamente en las personas que tienden a creer que la gente es buena.
Efecto covid. La pandemia elevó un 18% los niveles de cuidado y benevolencia hacia los extraños. Crecimos. Una vez superada la peste, en la mayoría de los países esos niveles se mantuvieron altos, como si algo hubiéramos aprendido. En eso, en casi todo el mundo, somos mejores que en 2018.
Desigualdades. Aunque en los últimos años no se agrandó significativamente la brecha entre los países más felices y los menos, sí se hicieron más desiguales los sentimientos de felicidad dentro de algunos países. Las sociedades más igualitarias, con los nórdicos a la cabeza, se consolidan como las más felices: gregarios como somos, para que nos vaya del todo bien necesitamos que a nuestros vecinos también les sonría la vida.
En la Argentina no vivimos en Disney. Con problemas graves irresueltos y enfocados por momentos en la búsqueda de culpables, no acertamos todavía a encontrar todas las soluciones. Pero estudios como este funcionan, de algún modo, como brújula: confianza, amistad social, cuidado del que lo necesita. Lo demás es distracción.
Ilustración: gentileza GM+AI
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Tres preguntas a Javier Serrano-Puche. Es un académico español, Profesor Titular de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra (Pamplona, España). Es también investigador del Center for Internet Studies and Digital Life de esa universidad.
—¿¿Qué relación hay entre la polarización y el modo en que nos informamos? —Polarización y posverdad son dos fenómenos relacionados con el traslado de la vida social a la red que hemos vivido en las dos últimas décadas; un proceso que implica cambios de calado en la esfera pública. En primer lugar, el desarrollo de plataformas que han socializado la capacidad de publicar contenidos a bajo coste permite a un número enorme de actores producir y difundir información en este nuevo escenario. Como consecuencia, los medios de comunicación tradicionales ya no tienen el control exclusivo del mercado de las noticias. Queda así configurado un entorno comunicativo denso y poblado por un número creciente de fuentes de información (y desinformación) de naturaleza diversa que compiten por la atención de las personas en ciclos cada vez más acelerados. Paradójicamente, esta sobreabundancia de noticias no conduce a una mejor comprensión de la realidad, ya que, a menudo, el ciudadano carece de las habilidades o los recursos para distinguir la información fiable de la que es falsa o está intencionalmente sesgada.
—¿Qué está pasando con los medios en este contexto?
—Los medios han dejado de ser, para gran parte de la sociedad, la autoridad que ayudaba a los ciudadanos a tomar mejores decisiones, a entender mejor el mundo que les rodea y a participar de manera más plena en la discusión pública. Las razones de este declive son variadas, pero una fundamental es que su modelo de negocio —tradicionalmente basado en la publicidad y el pago por consumo— se ha desmoronado, y en muchos casos ha arrastrado consigo la regla editorial, sacrificando la calidad y el rigor para entrar en la batalla por la atención de los usuarios. Se hace con noticias que apelan a la curiosidad —luego raramente satisfecha—, con titulares llamativos y a menudo de temática ligera o hasta morbosa. En este nuevo ecosistema, con audiencias cada vez más atomizadas, proliferan iniciativas seudoperiodísticas donde las fronteras entre información, opinión e ideología están difuminadas y se busca ante todo la viralidad, activando las emociones y la identificación partidista.
—¿Y las redes sociales cómo reaccionan?
—Que el espacio digital sea la plaza pública conlleva también cierta sentimentalización de la vida social y política. Como explica el politólogo Arias Maldonado, “el tono de la opinión pública constituye la atmósfera en que se desenvuelve la democracia”, y las redes sociales —que se han erigido en mediaciones cada vez más importantes en la relación de los ciudadanos con la actividad política— son redes afectivas, cuyo empleo por parte de los usuarios habitualmente es más expresivo que deliberativo. Esta nueva situación puede entenderse como beneficiosa en la medida en que facilita la participación de un mayor número de ciudadanos en la conversación. Pero, lamentablemente, también se constata que deriva en una “democracia de enjambre”, como dice Byung Chul Han, donde las muchedumbres reaccionan en flujos masivos de halago o descalificación y sacuden el espacio público, que se llena de un ruido que dificulta la reflexión y la conversación sosegada.
Las tres preguntas a Javier Serrano-Puche se tomaron del artículo “Nosotros contra ellos. Apuntes para superar la polarización”, publicada originalmente en la revista Nuestro Tiempo. Para acceder a la nota completa podés hacer click acá.
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¿Fin de ciclo? No se entiende la historia argentina del siglo XX, y de lo que va del siglo XXI, sin el peronismo. Hernán Iglesias Illa se pregunta, en este artículo lúcido, si la actual crisis del movimiento fundado por Perón no es distinta de las anteriores y —falto de una narrativa optimista sobre el futuro y sin capacidad de recambio en el liderazgo— no estamos presenciado su declive definitivo. Si así fuera, su última reencarnación, el kirchnerismo, pasará a la historia como el virus que mató a su propio padre. Mucho debate por delante.
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Academia. Nos cuentan historias. Así aprendemos. Después las contamos, y así transmitimos lo que sabemos. En 2023, Solange Levinton ganó el III Premio de No Ficción de la editorial catalana Libros del Asteroide por su narrativa periodística del nacimiento, auge y declive de la empresa familiar argentina Pumper Nic, un ícono de los años 80 que podría haber sido otro McDonald’s, nacido en estas pampas, y no pudo despegar a causa de mil factores. Este artículo la resume. Interesante por las enseñanzas empresariales que deja y por el arte de contar bien una historia.
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Oportunidades laborales
Boehringer Ingelheim inició su búsqueda para la posición de Head of Corporate Affairs South America Region.
Ignis Media Agency activó su búsqueda de Sr Digital Media Planner.
¡Hasta el próximo miércoles!
Juan.
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