IA y periodismo: una historia de amor y odio
Desde hace pocas semanas un medio italiano publica cada día un suplemento hecho con inteligencia artificial: un experimento que desafía al periodismo tradicional y vuelve a plantear la pregunta sobre qué oportunidades tiene de supervivencia.
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Futuro. No la vimos venir: según algunos futurólogos, en diez años no van a tener trabajo los médicos pero sí los enfermeros. Dicen que va a ser la inteligencia artificial, prácticamente sin ayuda humana, quien diagnostique nuestras enfermedades y prescriba los tratamientos más eficaces. Si estamos internados en una clínica, en cambio, vamos a seguir necesitando que una persona nos mire y nos escuche, nos cambie el suero o nos aplique una inyección. Y, en un caso extremo, que nos tome de la mano y nos transmita tranquilidad. Están en riesgo los trabajos puramente intelectuales y el futuro parece ser de los que requieren una combinación —por ahora exclusivamente humana— de habilidad emocional y motricidad fina. Ni los Simpson llegaron a vaticinarlo.
En ese contexto hay que leer la novedad de estos días: el pasado 18 de marzo, el diario italiano Il Foglio lanzó, de manera experimental, la primera versión de un suplemento hecho íntegramente con IA. Todo salió del algoritmo: los titulares, las citas, los resúmenes e incluso el tono irónico de algunas expresiones. Los periodistas se limitaron a hacerle preguntas a la IA sobre determinados temas, editar las respuestas y publicar los textos incluyendo la leyenda: “texto realizado con inteligencia artificial”. Como sea, la calidad de los textos no resultó ni mejor ni peor que lo que venía publicando Il Foglio, a pulmón, con periodistas humanos tecleando en sus computadoras.
La noticia, recogida por The Guardian y más tarde por La Nación, entre otros medios, plantea algunos enfoques de análisis que pueden resultar de interés:
La ética. ¿Hay algo cuestionable en este experimento? ¿Y en lo que venga después? Los estudiosos de la moral distinguen objeto (la acción misma), fin (para qué se lleva a cabo) y las circunstancias (el contexto) para determinar el valor axiológico de un acto: usar IA no es malo en sí mismo, el ensayo parece hacerse para probar cómo funciona y se lleva a cabo cuando los medios estudian cómo reconvertirse para sobrevivir como empresas periodísticas. Hasta acá, por inquietante que sea, nada que objetar.
Las emociones. Muchos preferimos los textos escritos con cuidado de orfebre por seres humanos a los que les sabemos los nombres y les conocemos sus vidas. Si además nos consideramos amigos de algunas personas que cultivan el noble oficio de informar, es fácil que nos caiga antipática la idea de que la IA tome su lugar en las redacciones de los diarios. Otros, sin embargo, miran con indiferencia esta transformación: la de los periodistas, dicen, es sólo una profesión más entre todas las amenazadas por el avance implacable de las nuevas tecnologías. ¿Por qué preocuparse por ellos más que por otros? Al final, todos estamos en el negocio de la supervivencia.
La economía. Los medios luchan por sobrevivir: aspiran a seguir recibiendo fondos de los anunciantes y de los suscriptores, en competencia cada vez más desafiante con los buscadores, las redes sociales y los influencers. Si no dan un salto de eficiencia —la IA es parte clave de ese intento—, están condenados a la desaparición. Y aún con ella, nadie les garantiza el éxito. Como los trajes a medida, inalcanzables para la mayoría, quizá los textos escritos por humanos se terminen convirtiendo en un lujo caro, sólo apto para exquisitos dispuestos a pagar por el producto del cerebro humano.
Futuro incierto el de los medios, como el de casi cualquier otro negocio. La IA multiplica sus funcionalidades y se vuelve cada vez más poderosa. Y desafía a médicos, ingenieros, abogados, maestros y, por supuesto, también a periodistas. Sólo parece haber una fórmula para el éxito: aliarse con la tecnología y explotar todas sus potencialidades, y enfocarse en cultivar lo que nos hace verdaderamente humanos y ninguna IA podrá jamás imitar. Cada quién sabe qué es.
Ilustración: gentileza GM+AI
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Tres preguntas a ChatGPT. Lanzada en noviembre de 2022 por OpenAI, es, probablemente, la herramienta de inteligencia artificial más popular. Se basa en la arquitectura GPT (Generative Pre-trained Transformer) y está diseñada para entender y generar textos en un lenguaje natural, lo que le permite mantener conversaciones, responder preguntas y crear contenido escrito, entre otras tareas.
—¿Qué crees que buscan actualmente las audiencias de los periódicos y de los canales de noticias? —Las audiencias actuales de periódicos y canales de noticias buscan, principalmente, información rápida, precisa y confiable, en un entorno mediático saturado y en constante cambio. La inmediatez es clave: la velocidad en la entrega de noticias, especialmente a través de plataformas digitales, se ha convertido en un factor crucial. Sin embargo, más allá de la rapidez, hay una creciente demanda por contenidos que ofrezcan contexto y profundidad, ya que las audiencias valoran no solo la información de última hora, sino también el análisis y la interpretación que ayuden a comprender los hechos en su totalidad. Asimismo, las audiencias buscan personalización. La tecnología permite que los usuarios ajusten sus preferencias, y muchos esperan que los periódicos y canales de noticias ofrezcan contenido relevante según sus intereses y necesidades. Además, hay un énfasis creciente en la transparencia, la ética y la veracidad, lo que responde a la desconfianza generada por las fake news y la manipulación informativa. Finalmente, la interacción es fundamental. Los usuarios no solo consumen pasivamente noticias, sino que buscan participar en la conversación, compartir opiniones y acceder a contenidos a través de múltiples plataformas, desde redes sociales hasta podcasts y videos.
—¿Crees que los periodistas van a ser reemplazados por la inteligencia artificial?
—Aunque la inteligencia artificial (IA) está transformando rápidamente el ámbito de los medios de comunicación, no creo que los periodistas sean completamente reemplazados por esta tecnología. Si bien la IA puede automatizar tareas repetitivas, como la redacción de noticias de datos, resúmenes y análisis básicos, la esencia del periodismo sigue siendo profundamente humana. Los periodistas desempeñan roles cruciales en la investigación, el análisis crítico, la contextualización y la interpretación de eventos complejos, habilidades que la IA aún no puede replicar de manera adecuada. La inteligencia artificial puede ser una herramienta valiosa para los periodistas, ayudando en la recopilación de datos, la verificación de hechos y la personalización del contenido, pero la creatividad, la ética profesional, el juicio editorial y la capacidad de generar narrativas significativas siguen siendo dominios en los que los humanos sobresalen. Así, la IA no reemplazará a los periodistas, sino que les permitirá enfocarse más en su labor crítica y creativa, potenciando su capacidad para informar y conectar con las audiencias. La combinación de ambos, humano y tecnológico, será la clave del futuro del periodismo.
—¿En qué aspectos de la formación de los periodistas debería ponerse el acento, en un contexto en el que la inteligencia artificial está reemplazando algunas de sus funciones?
—En un contexto en el que la inteligencia artificial (IA) está transformando algunas funciones del periodismo, la formación de los periodistas debe enfocarse en habilidades que complementen y maximicen el potencial de la tecnología, sin perder de vista su rol crítico y ético. Primero, es esencial reforzar la capacidad de análisis crítico, que permita a los periodistas evaluar, interpretar y contextualizar la información de manera profunda, algo que la IA no puede hacer con la misma complejidad. Además, debe potenciarse la habilidad para contar historias (narrativas) que conecten emocionalmente con las audiencias, una competencia intrínsecamente humana que supera la simple transmisión de datos. La ética y la responsabilidad social también deben ser pilares clave en su formación, especialmente en un mundo donde la manipulación de información es un riesgo latente. Finalmente, se deben incluir competencias digitales y técnicas, como la comprensión de herramientas de IA, el análisis de datos y la verificación de hechos. Esto permite que los periodistas utilicen la tecnología de manera efectiva para mejorar su trabajo, pero sin perder el juicio editorial y la independencia que caracterizan al periodismo de calidad. La integración de estas habilidades asegurará que los periodistas sigan siendo fundamentales en la producción de información veraz y relevante.
Las tres preguntas a ChatGTP se hicieron con la siguiente consigna: “Responde como académico experto en medios de comunicación, en no más de 200 palabras”. Las respuestas se reproducen sin ninguna edición posterior para no contaminar el resultado.
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Públicos. Consumidores, otros negocios, gobierno. Cada público tiene sus particularidades y, durante años, las estrategias de comunicación para cada uno de ellos han sido muy diferenciadas. Este artículo muestra cómo, en los últimos tiempos, los estilos, los lenguajes y las sensibilidades se van acercando. Cada vez son menos claros los límites entre las audiencias y lo que se dice a unas no es del todo diferente a lo que se les dice a otras. Cambia, todo cambia.
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Academia. La relación entre los medios de comunicación y la sociedad implica una interacción constante que fue descrita y explicada por la teoría del Framing. Aunque varios autores se interesaron en ella, este artículo de Belén Amadeo hace un aporte original: sistematiza la producción académica referida al framing y propone una visión unificadora del proceso de transmisión de significados. Según él, los medios de comunicación transmiten y redefinen el discurso social y los temas de debate público.
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Oportunidades laborales
Boehringer Ingelheim mantiene activa su búsqueda para la posición de Head of Corporate Affairs South America Region.
Ignis Media Agency continúa su búsqueda de Sr Digital Media Planner.
¡Hasta el próximo miércoles!
Juan.
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