Postear o no postear,
esa es la cuestión
Las redes sociales son el ágora donde se debaten todos los temas. Los líderes empresariales a veces dudan sobre si conviene tener presencia allí y, en caso de hacerlo, cómo, con qué frecuencia y compartiendo qué tipo de contenidos.
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Las redes. @ElonFactsX es una cuenta no oficial de Elon Musk en X, su propia red social. Ahí, quien sea que esté detrás, postea sin pudor frases, datos, anécdotas y comentarios laudatorios sobre el gran Elon. Hace un par de días, una cita en referencia al uso de las redes sociales decía: “En general, recomendaría a los líderes del mundo que simplemente publiquen sus propias publicaciones. De vez en cuando, se comete un error. No hay que preocuparse por eso. No se puede ganar en todos los ámbitos”. Con sus casi 207 millones de seguidores, algo sabe de esto.
¿Tienen que estar los CEOs en las redes sociales? ¿En cuáles? ¿Con qué frecuencia? ¿Deberían incluir temas personales, además de los corporativos? ¿Tienen que postear ellos mismos o dejarlo en manos de un profesional? ¿Disponen de tiempo para la interacción? ¿Aplican las mismas reglas a un alto ejecutivo que al dueño de una empresa? ¿Es lo mismo dirigir una compañía que cotiza en bolsa que una privada? ¿Qué pasa con los líderes políticos? ¿Y con quienes presiden ONGs, fundaciones u organismos multinacionales? ¿Y los líderes religiosos? Demasiadas preguntas, con una respuesta obvia para casi cada una de ellas: depende.
Aunque no hay una manera única de despejar tantas incógnitas, puede resultar útil enfocarlas desde una matriz:
Expectativas de las audiencias. Lo obvio, lo primero: ¿hay un público razonablemente amplio que espera conocer las opiniones del líder? En el caso de un político, sin duda que sí: la irrelevancia pública es sinónimo de muerte. Los líderes empresariales pueden darse otros lujos. Recomendación: preguntar a los principales stakeholders si esperan que el CEO de la empresa hable sobre determinados temas. La vida te da sorpresas.
Sobre qué temas. El Trust Barometer 2024 de Edelman muestra que el 62% de las personas espera que los CEOs no solamente hablen de sus negocios, sino también de los grandes cambios que ocurren en el mundo. Además, el 82% quiere oír de su propio CEO cuáles son las habilidades que hay que tener para la vida laboral futura, el 79% espera una posición sobre la ética en el uso de la tecnología y el 78%, sobre el impacto en el trabajo de la automatización. El perfil bajo extremo no parece ser una opción.
El perfil del CEO. De los emprendedores tecnológicos se espera que sean rockstars. De los dueños de medios, bastante visibilidad. De los presidentes de empresas que venden productos de consumo masivo, algo menos. Sólo los líderes de las B to B pueden darse el lujo del casi anonimato. Los de empresas nacionales, con menos presión; globales, con visibilidad inevitable. También son diferentes los dueños que los ejecutivos: el dueño encarna a su empresa, el ejecutivo sólo la representa. Del primero se espera siempre más.
Las redes. No son todas iguales. X es el foro del debate picante, con el umbral del dolor alto: no apto para sensibles. La gigante Facebook, a menos que un milagro cambie su rumbo, declina invariablemente. Instagram, activa y creciente, se consolida como opción para mostrar lo lindo y vender productos. YouTube, sólida, sigue liderando en videos. Tik Tok, ágil, se adueñó del segmento joven. LinkedIn, firme en su formalidad, sigue siendo la primera opción corporativa. Líderes: mejor poco y bueno.
El clima social. A eso se refería Mr. Musk: mejor que cada uno se postee, no que lo haga un profesional. ¿Por qué? Porque vale más la autenticidad que la perfección. Lo dice por experiencia propia y, probablemente, por la de sus amigos Milei y Trump. Sin embargo, no hay por qué cometer errores innecesarios. Puede postear cada uno, siguiendo recomendaciones de expertos: temas, tono, datos, ilustraciones, recursos. Un amplio mundo en el que un profesional puede ayudar, aunque el botón al final lo apriete el CEO.
Cambia, todo cambia, decía Mercedes Sosa. Antes, bastaba con decir. Ahora es clave también escuchar, entrar en el diálogo. Un posteo sin interacción es un pájaro embalsamado. Antes, la comunicación de un líder debía ser perfecta. Hoy tiene que ser creíble, genuina. Humana. Quizá, sin darnos cuenta, dimos un paso adelante.
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Tres preguntas a Lyndsey Stonebridge. Es una académica y periodista inglesa, profesora de Humanidades y Derechos Humanos en la Universidad de Birmingham. Es experta en derechos humanos y refugiados, migraciones y efectos de la violencia en los siglos XX y XXI. Además, escribe regularmente para The New Statesman, Prospect Magazine y New Humanist.
—Pareciera que, después de un avance importante en los sistemas democráticos liberales, está habiendo un retroceso en algunos lugares. ¿Qué crees que diría Hannah Arendt?
—Creo que aquí Arendt querría hacer una distinción entre pluralidad y liberalismo: es cierto que las democracias liberales se adaptan mejor a la condición de pluralidad, pero no siempre. ¿Qué sucede —y lo hemos visto en los últimos diez años, aproximadamente— cuando las democracias liberales no logran resultados? ¿Cuando los valores liberales se ven como la prerrogativa exclusiva de los poderosos? Entonces ahí ves realmente una amenaza contra la pluralidad. Arendt podría decir que nos exponemos a esta amenaza porque todavía tenemos que aceptar —o explorar en verdad— lo que realmente podría significar una política de la pluralidad. Para Arendt, vivir en un mundo plural significa que es realmente necesario trabajar para establecer las instituciones políticas, culturales y sociales que puedan crear las condiciones para la espontaneidad, la acción y el disenso y el consentimiento, por un lado, pero también la privacidad, la incomodidad, el amor… Es decir, para una política de la condición humana y también —aunque lamentablemente ella no explora esto en profundidad— la pluralidad natural que hay en la Tierra.
—En la era de las teorías conspirativas, y la posverdad, ¿tenemos menos herramientas para luchar contra el odio y la reaparición del pensamiento totalitario?
—Uno pensaría que tendríamos más herramientas, ¿no? Y en gran medida las tenemos, solo que tenemos que recogerlas. Las grandes historias emancipadoras del siglo XX giraron en torno a una pluralidad creciente: feminismo, derechos civiles, antifascismo, descolonización… En otras palabras, más gente ha aprendido a utilizar las herramientas políticas y está haciendo cosas nuevas con ellas. Se ha dicho antes que el pensamiento totalitario actual es el último suspiro amargo de las viejas hegemonías occidentales (hegemonías que, para empezar, nos dieron el totalitarismo). De ahí, tal vez, la impunidad desesperada y cínica del actual grupo de políticos mentirosos y de sus conspiraciones retorcidas. Hay algo muy histérico en todo esto. Para combatir esto, diría Arendt, realmente debemos prestar atención. Especialmente, debemos resistir de forma activa la politización y la monetización de nuestra atención, y negarnos activamente a que nos engañen. Y creo que eso está sucediendo, en pequeñas y grandes formas. La tarea política urgente es redemocratizar la conversación, la atención y la concentración. Esto significa elegir gobiernos lo suficientemente valientes como para hacer frente al dominio de la tecnología e invertir en la educación como proyecto democrático.
—Arendt resalta el anonimato del refugiado, su deshumanización. ¿Cómo leer las nuevas políticas migratorias de Europa en el Mediterráneo y de asilo desde esa perspectiva?
—Arendt fue bastante clara en 1943 cuando escribió ese brillante y furioso ensayo: si relegas a un gran número de personas al “fondo oscuro de la diferencia”, no has resuelto nada, has creado otro problema. Arendt también tenía razón al mostrarse cautelosa respecto a las nuevas estructuras de humanitarismo que se establecieron después de la Segunda Guerra Mundial. Como sostuve en Placeless People (2018), cuando se trata de refugiados y migrantes, la oportunidad de implementar derechos genuinos se desperdicia a medida que nuevos regímenes humanitarios van tomando forma: la gente está allí para recibir ayuda, lo cual está bien, pero en realidad no se ve. Eso es lo que quería decir cuando afirmaba que lo último que exigían las personas que se habían quedado sin hogar después de la guerra eran derechos humanos ya que desde entonces sabían lo frágil que era esa protección. Querían una patria, un lugar donde ser vistos, un lugar donde el “derecho a tener derechos” fuera posible. Por eso apoyó la idea de una patria judía en Palestina y por eso se opuso al desplazamiento forzado de los palestinos como precio a pagar por esa seguridad.
Las tres preguntas a Lyndsey Stonebridge se tomaron de la entrevista hecha por Mariana Toro Nader, publicada originalmente en Ethic.
Para acceder a la conversación completa podés hacer click acá.
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Press releases. El comunicado de prensa vive y goza de buena salud. Es un elemento básico para aumentar la visibilidad y el conocimiento de una marca y para comunicar información corporativa precisa que no puede resumirse en un tweet. Claro, siempre que estén escritos y que se los complemente con otras piezas. Este artículo de Perri Robinson recopila 10 press releases que considera ejemplares, cada uno comunicando productos o servicios muy diferentes. También propone un template que se puede descargar y personalizar. Buena opción para el que recién empieza, y buena también para el que, con los años, ha ido perdiendo la soltura para escribir un comunicado de prensa efectivo.
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Academia. Hablamos de reputación corporativa, pero no siempre tenemos claridad sobre qué estamos diciendo. Este artículo de Barnett, Jermier y Lafferty repasa varias definiciones de la literatura académica reciente y las categoriza por sus similitudes y diferencias. Sugiere que las definiciones con más potencial usan términos como juicio, estimación, evaluación o calibre. Y sobre esta base, los autores proponen una nueva definición de reputación, distinguible de la identidad, la imagen y el capital de reputación corporativa. Reputación corporativa son “los juicios colectivos de los observadores de una corporación basados en la evaluación que hacen de los aspectos financieros y sociales y de los impactos ambientales atribuidos a la corporación a lo largo del tiempo”. Un buen aporte a la claridad conceptual de los profesionales de la comunicación.
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Oportunidades laborales
Ecolab mantiene abierta su búsqueda de Senior Communications Specialist.
Meta abrió su búsqueda de Public Policy Manager, Spanish South America.
¡Hasta el próximo miércoles!
Juan.
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